Una mezcla de géneros, divas y música de todas las épocas y de ninguna a la vez. Un viaje en el tiempo en el sentido más cinematográfico. Alber Elbaz ha convertido la Escuela de Bellas Artes de París en una sala de cine antigua, de ahí las palomitas que se han servido de aperitivo. Y por esa gran pantalla que ha sido la pasarela ha comenzado un desfile sin (en apariencia) hilo conductor, sin muchos puntos en común pero a la vez unido por un halo invisible: el paso del tiempo. Tan pronto como aparecía en escena un look años 20's, detrás asomaba otro que recordaba a los 50's. El antiguo chic parisino se mezclaba con vestidos de corte minimalista. Estampados de mariposas y cucarachas gigantes correteaban por pijamas de seda cuando de repente hacían un inesperado cameo trajes de chaqueta rotundos y de inspiración army. Milhojas de capas tenían un ten con ten con faldas de encaje y corsé o perfectos LBD. Por no mencionar uno de los grandes hits de la colección: los abrigos de piel bicolor de espíritu setetero. Todo un disparate de estilo, una osadía que desarma, una oda a la creatividad.
↧